POEMA DE UNA NIÑA QUE NO TENÍA MIEDO A LOS MONSTRUOS

 Te escondías en el armario
porque le tenías miedo a la gente:
Si dan golpes en la mesa mientras cenan,
gritan por cosas absurdas,
apartan la vista,
se avergüenzan de su cuerpo,
odian,
tiran del pelo,
pisotean,
señalan con el dedo,
insultan con voz de trueno,
miran con indiferencia,
agreden,
hieren,
disparan,
matan…
¿Qué podrían hacerme a mí
que soy simplemente una niña?
Los monstruos no están debajo de la cama
o donde se guarda la ropa de los 80’
cuando mamá y papá eran jóvenes,
más jóvenes si eso.
Los monstruos me despiertan por la mañana,
me enseñan matemáticas,
me traen un regalo por navidad fingiendo ser otros,
me sirven el zumo de naranja en una cafetería cualquiera,
me dan un caramelo por no llorar,
me cantan una nana,
me entregan el ticket para subirme a la noria
y ver la ciudad iluminada desde lo alto,
me dan una bofetada por negarme a ponerme un vestido incómodo
o me tatúan sus labios en la mejilla cada noche.
Los monstruos sois vosotros.

Vosotros.



POEMA A QUIEN ESTEA ESCUCHANDO TRAS LA PUERTA

Noell S. Oszvald

–¿A morir? ¿A morirme? No. No tengo miedo a la muerte. Desintegrarse es necesario. No. A la muerte no.

–¿A qué tiene miedo entonces?


–A vivir.





VACÍO



Sabes lo qué es estar vacío?
Cristalitos esparcidos aleatoriamente
como estrellas después del impacto
de un bate de béisbol.
El clin–clin, de la cuchara
en un tarro sin pizca de mermelada.
Romperme las piernas
con el bate de béisbol.
Ahogarse sin agua.
Ahogarse en el aire.
Sabes lo qué es estar vacío? Vacío por dentro?
Llover sin desintegrarse sobre el tejado.
Hacerme astillas los huesos
con un bate de béisbol.
Estar en el universo equivocado,
en el espacio/tiempo equivocado
Quedarse con los brazos cruzados.
Convertirme en sangre
con el bate de béisbol.


TIERRA QUEMADA


  Sebastiao Salgado


Tenías la llama y la mecha
para provocar el incendio
En lo que antes era un bosque
está en cenizas mi esqueleto.