El mundo [en un bucle]


Tras la polvareda
hay muertos,
heridos,
una madre que da a luz a un niño
entre los escombros.
La hierba es verde,
la lluvia asoma la cabellera
escondida en una nube negra,
el otoño fulmina el paisaje,
el mendigo pide limosna en la calle,
un gato come las sobras del restaurante.
La ciudad de noche es una orgía lumínica,
los chicos y las chicas se besan y follan,
algunos chicos y algunas chicas no se atreven,
otros chicos y otras chicas no quieren.
El padre se levanta temprano a trabajar,
la madre también lo hace,
no hay leche en la nevera,
el banquero abre la puerta del banco,
el barrendero barre la calle, limpia los vómitos
y no se queja, o sí se queja.
El plato está vacío de sopa,
la cartera vacía de monedas,
la chabola vacía de utensilios,
los pies vacíos de zapatos,
el torso vacío de camisa
y aún así sonríe,
se divierte jugando al fútbol
con el cadáver de una botella de plástico,
salta libre entre piedra y piedra,
vive, vive, vive
y después del estallido,
la polvareda.

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